¿Ahorrador o rata? ¿Hasta dónde llevas el lonchafinismo?

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Tacañón, lonchafinista, cutre e incluso rata. La línea que separa a un ahorrador de un tacaño es tan fina que a veces cuesta identificarla.

¿Ahorrador o rata? ¿Frugal o cutre? Muchas veces lo que diferencia uno de otro es una simple cuestión de matices o de percepciones. Para algunos, es una cuestión de hasta dónde estás dispuesto a llegar para ahorrar dinero, que es precisamente en lo que consiste el lonchafinismo.

Este término surgió en el foro burbuja.info y más tarde saltó a otros como forocoches.  ¿Y qué es el lonchafinismo? La palabra nace después de que un usuario observase en el supermercado como cuando el charcutero preguntaba a los clientes si querían lonchas de jamón york finas o gordas, la respuesta solía ser “finas, no finísimas”.

El espíritu del lonchafinismo es estirar la máximo cada recurso, a veces llegando a superar esa línea entre ser frugal y convertirte en un rata. Este vídeo es un ejemplo de lonchafinismo extremo.

Este es solo un ejemplo de los mil que se pueden encontrar.

Las diferencias entre ser ahorrador o rata

En su día la página web Ahorrador o Rata reunió miles de ejemplos reales de lonchafinismo, ahorro y frugalidad donde los usuarios daban su opinión sobre el lado de la balanza en el que caída el hábito concreto.

Repasarla puede abrirte la mente sobre lo que se puede llegar a hacer en nombre del ahorro. También te ayudará a entender mejor la diferencia entre ser frugal y ser cutre.

Hay 7 grandes diferencias entre ambos perfiles, entre ser un lonchafinista extremo o un buen gestor de tus finanzas. ¡Vamos a verlas!

Un ahorrador tiene en cuenta el precio, para un tacaño eso es lo más importante

Todo el mundo mira el precio de los artículos antes de comprar. De hecho, es algo que siempre habría que hacer. La diferencia está en que, para un tacañón, el precio lo es todo. Es lo que marca la decisión de compra.

El resultado es que hay cosas que un tacaño no comprará porque simplemente cuestan mucho dinero. Para muchos vivir sin gastar dinero es su ideal.

Lo más habitual es que incluso exista una cantidad concreta que marque lo es caro o barato, independientemente del producto que se trate. Pueden ser 200 euros, 100 euros o menos. Todo lo que cueste más, será demasiado caro para comprar.

Tener una cantidad a partir de la cual debas pensar si la compra merece la pena es una buena idea para frenar el consumismo. El problema es cuando esta cifra se aplica sin sentido ni contexto.

Un ahorrador se centra en el valor, un rata sólo en el precio.

La creación de hábitos frugales se basa en la búsqueda del valor, mientras que lo barato tiende a solucionar el problema a corto plazo, pero a crear uno nuevo a largo.

Esta es la gran diferencia entre ser frugal y ser un tacaño o un cutre. Es el manido dicho de “lo barato sale caro”.

Un tacañón comprará siempre lo más barato o lo segundo más barato, sin importar el producto.

Mientras, un buen lonchafinista sabe cuándo comprar algo de calidad y cuándo comprar el más barato. Por ejemplo, comprar un sofá algo más caro que durará 10 años frente al más barato, que a los 5 años estará destrozado, será incómodo y te creará problemas de espalda.

Lo mismo puede aplicarse a las compras de segunda mano y qué comprar usado.

Al buen ahorrador no le importa gastar en lo realmente le gusta

Un buen lonchafinista tiene claras sus preferencias. En otras palabras, sabe cómo gastar el dinero para ser más feliz y enfoca sus finanzas hacia estos gastos. Con el resto de gastos no tendrá reparos en recortar, incluso de forma extrema.

A modo de ejemplo, un ahorrador al que no le importe la moda es capaz de comprar ropa básica a precios limitados y estirar su uso. Sin embargo, si le gustan los cómics, no reparará en gastar y comprar lo que quiera (siempre dentro de su presupuesto). Esto es lo que se conoce como conscious spending.

Por el contrario, para un lonchafinista cutre, cualquier gastos será excesivo. Recorta en todas las áreas, incluso en las que más le gusta o, peor, en cosas que necesita.

Un ahorrador pone a las personas por encima del ahorro

¿Conoces a alguien que decía que estaba dejando de fumar y que en realidad sólo había dejado de comprar tabaco? ¿Tienes algún amigo que cambia lo que pide de cena dependiendo de si pagáis en grupo o de forma individual? No lo dures, estás ante un rata en toda regla.

Un buen ahorrador nunca se aprovechará de otras personas para gastar menos porque sabe lo que cuesta ahorrar.

Un ahorrador no juzga a otras personas por sus hábitos de consumo (ni de ahorro)

Para una persona frugal no hay gastos buenos y malos, sólo preferencias. Un ahorrador nunca juzgará a otra persona por cómo usa su dinero o por cómo lo gasta. Puede ofrecer consejos de ahorro, pero ni espera que sean del interés de todo el mundo ni mucho menos que los apliquen.

Un mal lonchafinista sí lo hará. Puede incluso llegar a hacer que las personas de su entorno se sientan mal por el simple hecho de consumir.

Seguro que conoces a alguna persona que te ha hecho sentir así o que ha censurado cómo gastas el dinero. Puede ser porque te has comprado un nuevo par de zapatos o porque te has pedido una cerveza de importación. ¿Y sabes qué? En realidad, da igual el motivo. Esa crítica velada o directa es una forma de diferenciar a un ahorrador de un rata.

El ahorrador tiene un objetivo de ahorro

Ahorrar siempre está bien, pero ahorrar con un objetivo es mucho mejor que “ahorrar por ahorrar”.

Los buenos ahorradores son capaces de marcarse objetivos de ahorro para que ese ejercicio no se convierta simplemente en acumular dinero por que sí.

Tener un objetivo de ahorro te ayudará enfocar tus esfuerzos, mantenerte motivado en el camino y a dar a tu dinero el valor que realmente tiene. ¿Quieres saber cómo fijar estos objetivos? En este artículo te explicamos cómo crear objetivos de ahorro inteligentes.

Un ahorrador tiene una visión a largo plazo

La frugalidad consiste en centrar tus esfuerzos en crear valor a largo plazo. Para un buen ahorrador no hay ahorro pequeño, sino pequeños ahorros que merecen la pena el esfuerzo.

Un ejemplo serían fórmulas para ahorrar en energía como averiguar qué potencia eléctrica necesitas contratar o si te merece la pena cambiar con la nueva tarifa eléctrica.

Lo mismo se puede decir de negociar la tarifa de internet para conseguir pequeños ahorros mensuales que, a la larga, pueden marcar la diferencia.

¿Ahorrador o rata? ¿Cómo saber cuál de los dos eres?

La fórmula más fácil es pararte a pensar cómo ahorras y, sobre todo, cómo gastas el dinero. Para ponértelo más fácil, piensa en el último año.

¿Hay algún ahorro o gasto que no hayas hecho del que te arrepientas de verdad? ¿Alguno que te haya hecho sentir mal? Si la respuesta es negativa, vas por el buen camino.

Sin embargo, la clave para saber qué tipo ahorrador eres pasa porque ese ahorro esté alineado con tus valores. Para saber si es así, sólo tienes que seguir tres pasos:

  • Paso 1. Piensa en tus objetivos vitales y en qué te hace más feliz. Si quieres, puedes resumirlo en una sola pregunta: ¿Cuáles son los 5 gastos a los que no renunciarías en tu vida?
  • Paso 2. Haz un presupuesto rápido con tus gastos anuales y revisa cuáles están alineados con esos objetivos. Si has respondido a la pregunta anterior, te será más fácil.
  • Paso 3. A partir de ahora, cuando vayas a comprar algo, recuerda el primer paso y piensa si ese gasto te acercará a tus objetivos y te ayudará a ser más fácil.

Esto te ayudará a enfocar mejor tus gastos y te pondrá en el camino de los buenos ahorradores. ¿Quieres seguir el camino completo? En el curso gratuito te ayudamos a dar los primeros pasos.

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¿Y AHORA, QUÉ DEBERÍAS HACER?

Mi nombre es Luis Pita y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2036.

Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.

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4 Comments on “¿Ahorrador o rata? ¿Hasta dónde llevas el lonchafinismo?”

  1. Entonces soy un tacaño. He perdido 20.000 euros en la bolsa, pero el otro día vi en Lidl las bolsas de chuches 50 céntimos más baratas que en el puesto de la esquina y las compré. Tendría que repetir 40.000 veces el gesto de ahorrarme 0,50€ para amortizar los millares perdidos. Pero un ahorrador es así.

    1. No veo qué hay de tacaño en ese comportamiento. Lo que haces es de buen ahorrador: buscar una alternativa más barata para comprar algo que quieres

    2. Si pierdes tanto dinero en la bolsa no eres ahorrador ni rata sino ignorante

      1. Te sorprendería la de personas con muy buena formación que pierden dinero en bolsa, incluso personas con formación específica en finanzas…

        Al invertir una cosa son las estrategias y otra su ejecución y lo que suele fallar es lo segundo. Vender en momentos de pánico financiero es el mejor ejemplo.

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