Si el dinero es una herramienta que te ayuda a conseguir tus objetivos vitales, la forma en la que lo usas debería reflejar cuáles son esas metas y cuáles son tus intereses. En otras palabras, si lo que te apasiona es viajar, buena parte de tu presupuesto debería destinarse a conocer nuevos lugares, si eres un fashion victim, tu armario y el desglose de tus gastos deberían reflejarlo y si lo tuyo es la cocina, lo mismo ocurrirá con la cuenta de los restaurantes.
En eso consiste básicamente el conscious spending, que podría traducirse como un gasto consciente. Se trata de tener claras tus prioridades y apostar por ellas.Si lo haces, ningún gasto será excesivo, sólo será adecuado a tu forma de ver la vida. En el fondo, gastar de forma más consciente y menos automática te ayuda a descubrir cómo gastar el dinero para ser más feliz.
ÍNDICE
Tres ejemplos de gasto consciente
Estos tres ejemplos reales te ayudarán a entenderlo mejor.
Ana, la amante de los zapatos
¿Te gastarías 2.000 euros al año en zapatos? ¿Es demasiado? Eso es lo que piensan la mayoría de personas cuando conocen a Ana. Sin embargo, a ella no le importa. Los zapatos son su pasión y por eso no duda en reservar parte de su dinero para poder comprar por lo menos un par cada mes.
Si estás pensando que Ana gasta tanto en zapatos porque gana mucho dinero, sólo tienes razón a medias. Es verdad que Ana tiene un buen sueldo, igual que su marido Juan, del que hablaremos más tarde. Sin embargo, no gasta 2.000 euros al año en zapatos porque su salario sea muy grande, lo hace porque es lo que más le gusta. A cambio, Ana vive en un piso en las afueras, porque no le importa tardar un poco más en ir al trabajo, y también conduce un coche de gama baja que tiene ya unos cuantos años, porque para ella la función del coche es simplemente transportarla de un lugar a otro.
Como ves, Ana adapta sus gastos para poder comprar ese par de zapatos todos los meses.
Además, Ana también ahorra todos los meses. ¿Cómo? De forma automática gracias al Preahorro. Esta herramienta de ahorro automático te ayuda ponerlo en práctica.
Juan, el coleccionista de cómics
Lo que le gusta a Juan, el marido de Ana, son los cómics (y también Star Wars). Le gustan tanto que también se gasta en torno a 3.000 euros al año sólo en cómics y en asistir a ferias como el Salón del Cómic en Barcelona o Expocómic. De hecho, hace unos años fue incluso a la famosa Comic-Con en San Diego.
Los ‘sacrificios’ de Juan son los mismos que los de Ana. Además, hay una cosa que ambos hacen y es que, salvo rara excepción, siempre se llevan la comida a la oficina. Así pueden permitirse tener una casa algo más grande para los cómics de Juan y los zapatos de Ana.
Uno de los secretos de esta pareja es que ninguno le reprocha al otro lo que gasta en su hobbie, y no porque los dos tengan gustos curiosos. La clave es que cada uno tiene un presupuesto para sus gastos y practica un gasto consciente con él. Parte del dinero de la pareja se destina a sus gastos y pueden hacer con él lo que quieran. Este es un truco para evitar discusiones por el dinero en pareja.
Además, los dos saben que gracias al Preahorro ya ahorran todos los meses para su jubilación un 20% de sus ingresos. Y es que disfrutar de un retiro dorado es otra de las prioridades vitales de esta pareja.
Pedro, el viajero al que le encanta la música
Viajes, escapadas de fin de semana y conciertos, muchos conciertos. Así es el tiempo de ocio de Pedro, que puede gastar al año cerca de 6.000 euros en su pasión. Pedro también es una de las personas que más ahorra. ¿Cómo lo hace? Básicamente porque o está trabajando o está viajando.
Pedro trabaja realmente dura durante todo el año, incluidos muchos fines de semana, así que salvo en estas escapadas, su gasto en ocio es reducido. Tampoco es un gourmet en su día a día y como sabe que muchas veces no llegará a casa hasta muy tarde, su gasto en la compra del supermercado también es reducido.
Al final, esos 6.000 euros suponen aproximadamente el 15% del presupuesto de Pedro, casi todo lo que tiene que ver con ocio. Es un gasto consciente al 100% porque está alineado con lo que realmente le hace feliz, aunque para ello deje de lado otras cosas. ¿El ahorro? Pedro sabe que cuando se jubile tendrá tiempo libre y quiere destinarlo a viajar, así que también ahorra un 25% de su salario para el tener más libertad financiera.
Ahora párate a pensar un segundo cómo y en qué has gastado el dinero este último año. También puedes darte una vuelta por casa para ver qué objetos, muebles y aparatos electrónicos hay. ¿Está todo en línea con lo que de verdad te gusta? Si la respuesta es no, tampoco te martirices, ahora verás cómo empezar a aplicar el gasto consciente a tus finanzas.
Cómo empezar con el conscious spending
Gasta sin cortapisas en lo que te gusta y recorta sin miramientos en lo que no te importa. Así puede resumirse esta filosofía de vida y de consumo. Para ponerla en marcha sólo necesitas seguir estos pasos:
- Piensa en tus objetivos vitales y en qué te hace realmente feliz.
- Haz un pequeño presupuesto con tus gastos actuales y decide qué porcentaje quieres destinar a esos objetivos. Aquí puedes ver plantillas de presupuestos.
- Cuando vayas a comprar algo, recuerda el primer paso y piensa en si realmente te va a ayudar a ser más feliz.
Un truco que funciona muy bien para gastos que no podemos eliminar es tratar de dividir esa experiencia en pequeños apartados. Para que lo entiendas mejor, sabes que no puedes quitarte el café del medio día en el bar porque te ayuda a desconectar y te aporta un enorme valor en tu día a día. Sin embargo, sí que puedes eliminar el cruasán o el pincho de tortilla porque no son tan importantes.
Al final se trata de consumir de forma menos automática y más consciente, así tu gasto estará alineado con tu forma de ser y lo que te hace feliz.