¿Sabes cuál es tu termostato financiero?

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Qué es tu termostato financiero

¿Cuánto dinero te gustaría ganar cada mes? Da igual la cifra que tengas en mente. Es muy fácil que tu cerebro tenga otra distinta, más baja, y que haga lo imposible por aferrarse a ella.

Esta es una de las lecciones del libro «Los secretos de una mente millonaria». Es lo que su autor, Harv Eker, define como tu termostato financiero y es tan potente que marca el nivel de ingresos que tu mente está programada para gestionar.

Qué es el termostato financiero y cuál es tu ‘temperatura’ con el dinero

El termostato financiero es una cifra mental que todo el mundo tiene gravada en su cabeza. Es la cifra con la que tu mente está cómoda, la que está acostumbrada a gestionar por diferentes motivos.

Esta cifra cambia con cada persona y es la que marca tu techo en términos financieros. Si para ti es ganar 1.500 euros al mes o 30.000 euros al año, te moverás siempre en ese entorno.

Si tu nivel de ingresos cae por debajo de esa cifra, harás lo que sea para ganar más dinero. Pedirás un aumento en el trabajo, buscarás ingresos extra, empezará a pensar en cambiar de trabajo… ¡Y eso es bueno!

Sin embargo, también tiene una contrapartida. Cuando tu nivel de ingresos supera el de tu termostato financiero, tu mente también se pondrá a trabajar, solo que en tu contra. Y siempre encontrará fórmulas de devolverte a tu posición inicial.

En el mejor de los casos será porque encuentras formas de gastar ese dinero a través de la trampa del gasto creciente y los gastos hormiga. Ellos son la razón por la que seguirás sin ahorrar o ahorrando lo mismo, aunque ganes más dinero.

En el peor de los casos, harán que pierdas oportunidades profesionales y laborales. Si trabajas como autónomo, te anclarán a proyectos con un determinado presupuesto. Si consigues uno muy por encima de la cifra que estás acostumbrado a gestionar, tu mente puede llegar a autosabotearte para que algo vaya mal y termines sin ese cliente.

En definitiva, que vuelvas a la línea de salida, al lugar que marca tu termostato financiero. Eso sí, con la sensación de que lo has intentado y de que algo has avanzado porque haces cosas para mejorar.

Como todo patrón mental, tus experiencias son la clave de la temperatura de tu termostato financiero, del nivel de riqueza que estás programado para tener.

Qué determina tu temperatura financiera

En primero lugar, está lo que has aprendido sobre el dinero de tus padres. Estos aprendizajes vienen tanto de lo que te contaban conscientemente, como de lo que tú oías y, sobre todo, de lo que veías.

Cuestiones como relacionar esfuerzo y sacrificio con el dinero, criticar a las personas con éxito con el típico “algo habrá hecho” o simplemente su forma de gastar el dinero. Ese primer contacto con el dinero a través de la familia es clave para empezar a fijar tu termostanto financiero y por eso es tan importante enseñar a los hijos a ser libres financieramente.

En segundo lugar, están tus propias experiencias a lo largo de la vida y las de tu entorno más inmediato. También tu forma de ser y tu nivel de autoestima harán que tu nivel de riqueza mental sea más o menos alto.

Y, en tercer lugar, la época que te haya tocado vivir. Por un lado, la propia situación económica influirá en las condiciones laborales y tu salario. Así, dos  personas que empezaron a trabajar en 2004 y otra que entró al mercado laboral en 2009 tras la crisis lo hicieron en condiciones totalmente diferentes: con un salario menor el segundo y también con menores subidas de sueldo, como explica este artículo de El Confidencial.

Por otro lado, esas vivencias harán que te conformes con más o con menos. Por fortuna, también pueden hacer que valores más lo que tienes.

Cómo regular tu termostato financiero

¿Es posible aumentar la temperatura del termostato financiero? Sí, es posible mejorar tu nivel de riqueza mental y hay varias fórmulas para hacerlo. Harv Ecker lo resume en 17 archivos de riqueza o formas de tener una mente millonaria. Son los siguientes:

  1. Piensa en que tu creas tu vida en lugar de que la vida es algo que te sucede. Así serás dueño de tu destino.
  2. Empieza a pensar en ganar en lugar de simplemente en no perder. Es decir, combate el sesgo de aversión a la pérdida.
  3. Comprométete a ser rico, no te limites a desearlo.
  4. Piensa siempre en grande.
  5. Céntrate en las oportunidades y no en los obstáculos.
  6. Deja de criticar y envidiar a las personas a las que les va bien en la vida y empieza a verlas como fuente de inspiración.
  7. Rodéate de personas positivas que te motiven.
  8. Promociónate a ti mismo y deja de ver de forma negativa el venderte como producto o profesional.
  9. Hazte más grande que tus problemas para que no te superen y consuman.
  10. Recuerda que tú también te lo mereces. Cultiva el derecho a recibir.
  11. Elige cobrar en función de tus resultados en lugar de solo por tu tiempo. Ganarás más y estarás más motivado.
  12. Elige tener todo, tiempo y dinero, no tiempo o dinero, felicidad o dinero…
  13. Ve más allá de tu salario y empieza a pensar en tu patrimonio total, que es lo que te da libertad financiera.
  14. Administra mejor tu dinero y hazlo de forma más consciente.
  15. Haz que el dinero trabaje ti y no tú para conseguir más dinero.
  16. Nunca dejes que el miedo te detenga, ponte en marcha por encima de tus temores.
  17. Aprende algo nuevo cada día y sigue creciendo. Destierra la idea de que ya lo sabes todo.

¿Todavía no sabes por dónde empezar? Hay cuatro cosas muy prácticas que puedes hacer:

  • Averigua en qué punto está tu termostato financiero. La forma más fácil de hacerlo es preguntarte cuánto dinero necesitas para estar cómodo en tu vida. Si tienes dudas de cuál es, revisa el saldo medio de tus cuentas en los últimos meses o años y ahí tendrás la respuesta. Si miras con detenimiento es fácil que veas cómo cada vez que lo has superado (paga extra, subida de salario), ha terminado volviendo a su punto de origen.
  • Márcate un nuevo objetivo para tu termostato. Olvídate de donde estás y piensa a dónde quieres llegar. Aquí puedes ver cómo fijar tus objetivos de forma inteligente.
  • Empieza a ahorrar dinero o aumenta tu capacidad de ahorro. Esto reforzará tu autoestima y te ayudará a ser más positivo respecto al dinero. Si ya ahorras, pon en práctica en consejo número 15 y empieza a invertir.
  • Reduce tus gastos para cambiar tus hábitos de consumo. Aumentar el gasto es la forma más habitual de tu cerebro para mantenerte dentro de tu nivel de confort financiero y no ir más allá. Revisar tus gastos aplicando las normas del gasto consciente te ayudará a enfocar mejor el destino de tu dinero.

En el curso Libertad Financiera te ayudamos a empezar este camino, cambiar tu mentalidad hacia el dinero y regular tu termostato financiero.

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¿Y AHORA, QUÉ DEBERÍAS HACER?

Mi nombre es Luis Pita y mi libertad financiera es de 14 años. Es decir, si mañana dejase mi empleo, podría mantener el mismo nivel de vida sin trabajar hasta 2036.

Soy autor del best seller “Ten peor coche que tu vecino” y me has visto enseñando ahorro y finanzas personales en TVE, Telecinco, Cuatro, La 2, Telemadrid y las principales radios.

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6 Comments on “¿Sabes cuál es tu termostato financiero?”

  1. Hola

    No sé en qué plazos se mueve el «termostato financiero» si es que existe. Quiero decir que a veces (o lo normal) te gastas un pastizal por el simple hecho de que llevas mucho tiempo restringiéndolo y ya no lo soportas más, no porque tu «subconsciente» te obligue a regresar a tu media..

    EJEMPLO: Me tiro ahorrando 2 años, pasando frio en invierno por ahorrar calefacción y sin hacerle mantenimiento al coche. Al tercer año ya te digo yo que me pongo al día con la calefacción y con el taller porque estoy hasta la coronilla de carencias y porque el coche amenaza con quemarse, cosa que me supondría más gasto.

    Esto es culpa del «termostato» o es algo obvio porque los ciclos de ingresos son menores a los deseados?

    sds

    1. Buenas Jorge,

      Es muy habitual que después de estar un tiempo ahorrando tu mente quiera darse un capricho y se pase de la raya. Esa especie de «me lo merezco» es muy normal y tiene mucho que ver con tu termostato financiero. Cuando mayor es el sacrificio percibido, más posibilidades hay de que la respuesta sea, ese desahogo, sea más extremo.

      Eso no parece que sea lo que pasa con el ejemplo que planteas. Para empezar, hay que analizar bien la situación económica para ver cuáles son los ingresos y el resto de gastos para buscar ahorros potenciales (es fácil que existan aunque ahora no los veas). A partir de ahí, habría que determinar si el actual nivel de ingresos es suficiente o no para cubrir ese mínimo de vida e ir mejorando la situación financiera. Si no lo es y cada tres años vuelves directamente al punto de partida, además de seguir ahorrando, tendrías que centrar los esfuerzos en mejorar tus ingresos.
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      Para mejorar tus ingresos, estos 3 enlaces pueden ayudarte:

  2. Los únicos que pueden gravar con V son los sustractores de Hacienda… El resto grabamos con B (Porque es falso eso de que Hacienda somos todos). Excelente artículo solo hay un par de cosas en la que no estoy de acuerdo… Los famosos gastos hormiga: Privarse de un café que nos da placer y nos permite socializar no creo que sea el camino de aumentar la capacidad de ahorro. Si ese café va acompañado de desayuno y se triplica el gasto ya se convierte en una costumbre que merma la capacidad de ahorro, entonces no son gastos hormiga. El verdadero problema no son los gastos hormiga, son los Ingresos hormiga. En cuanto a la lista de 17 puntos, el 14 para mí es sin duda el que debería estar el primero: sin control de gastos e ingresos, difícilmente se puede afinar en el resto de los puntos

    1. Muy buen apunte Blas,

      Coincido plenamente contigo. El café es solo un ejemplo de gasto hormiga y no tiene por qué ser el más importante. La clave está en lugar el término de los gastos hormiga a otro mucho más potente, el del «Conscious Spending» o gasto consciente. Es decir, enfocar tu gasto en lo que es importante para ti, que te aporta valor y te hace feliz.
      Siguiendo con el café. Sí, puedes eliminarlo para ahorrar, pero puede ser un elemento que te aporta mucho valor porque te ayuda a socializar o simplemente a desconectar y recargar energías. En ese caso no deberías privarte de él porque no se trata de ahorrar a toda costa. Seguro que hay otros gastos que no te importa recortar, por ejemplo lo que gastas en electricidad o un tentempié que tomas en tu escritorio y que puedes traer de casa. Y lo mismo puede aplicarse a los extras que añades al café, como el pincho de tortilla, por ejemplo. Es fácil que la experiencia de socializar y desconectar sea la misma sin ese pincho que sí, que es un hábito y al mismo tiempo un gasto hormiga (la mayoría de pequeños gastos están relacionados con hábitos más o menos recurrentes).
      Y por supuesto, a mayores ingresos, más capacidad de ahorro. Los ingresos hormiga y la precariedad son un problema real en nuestra sociedad. Ahorrar con ingresos bajos es posible, aunque algo más complicado tanto mentalmente como desde un punto de vista real de gastos e ingresos.
      Por nuestra experiencia, la mayoría de personas tiene capacidad de ahorrar entre un 2% y un 5% de sus ingresos. El problema es que si eso supone ahorrar 10 euros al mes, pues parece que no te lleva a ninguna parte. Además, muchas personas tampoco quieren pasar por el punto 14 (hacer un presupuesto). Para estos casos, hay que cambiar el ‘chip’ y pensar en ahorros hormiga que, con el tiempo, serán importantes no por la cantidad sino porque se habrá cultivado el hábito de ahorrar. El preahorro es una buena forma de hacerlo porque es fácil de implementar, funciona de forma automática y no hace falta que te sientes a hacer un presupuesto (y a sentirte mal al hacerlo porque las cuentas no salen). Sólo tienes que decidir el porcentaje de tu salario que quieres ahorrar (muy pequeño si no ahorras y tienes ingresos bajos) y dar la orden al banco para que todos los meses haga una transferencia periódica de tu cuenta de uso diario a la de ahorro. Así de fácil (siempre en teoría, claro)

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