¿Y si cambiases la depresión del lunes al volver a la oficina por la emoción de empezar una nueva semana? ¿No sería un sueño hecho realidad? El trabajo es una parte fundamental de nuestras vidas. Pasamos en la oficina más tiempo que en nuestra casa si sumamos desplazamientos y restamos las horas de sueño, así que mejor estar a gusto.
Hay quienes dicen que la felicidad no es un estado, sino una actitud. Sin embargo, hay herramientas que te ayudarán a tener la correcta o que, por lo menos, te pondrán en el buen camino. En el caso laboral la primera es hacer lo que te gusta, disfrutar con tu trabajo para hacer bueno el consejo de Confucio: “Escoge un trabajo que te guste, y nunca tendrás que trabajar ni un sólo día de tu vida”.
El problema para buena parte de los trabajadores es que no se dedican a lo que más les gusta. El trabajo es la forma de conseguir el dinero que necesitan para pagar el alquiler o hipoteca, el coche, el cole de los niños y su estilo de vida. No hacen lo que les apasiona, sino lo que paga sus facturas.
El secreto para romper esta espiral tiene nombre: se llama Libertad Financiera. Como explica Luis Pita en su libro Ten Peor Coche que Tu Vecino, la libertad financiera es el número de meses o años que podrías mantener tu nivel de vida si dejases de ganar dinero con tu trabajo. En otras palabras, es tu colchón financiero.
La libertad financiera te permite ser más tú mismo y te ayuda a tomar mejores decisiones. Cuando sabes que tienes un colchón financiero puedes darte el lujo de trabajar sólo en lo que te gusta. Imagina que tu libertad financiera es de cinco años. ¿Seguirías soportando a un jefe déspota o en una empresa que no te ofrece posibilidades de mejora profesional? Seguramente no.
Esto es precisamente lo que le pasó a Silvia, como relata Luis Pita en su libro. Encargada de gestionar la distribución en la capital de uno de los mayores periódicos de México, vivía un infierno laboral hasta que decidió no soportar al jefe tirano de la oficina y plantar cara. Mientras el resto huía y asentía durante las reuniones, ella era la única que se atrevería a decirle cuando no estaba de acuerdo. ¿El motivo? Había creado un fondo de emergencia, sabía que estaba cubierta en caso de perder su empleo y que no trabajaría en un lugar donde no pudiera expresarse. Al final, su jefe no sólo era un pequeño dictador, sino una persona inteligente que supo valorar que Silvia fuese la única que le llevaba la contraria cuando había que hacerlo y cuando ascendió, la llevó con ella. Pasó a ser directora de distribución para todo el país y cobrar 4 veces más.
Con libertad financiera el trabajo deja de ser una obligación y se convierte en una motivación. Esto te ayudará a tener más éxito profesional porque al eliminar el estrés financiero asociado al trabajo puedes ser más proactivo, pero proactivo de verdad, y mostrarte más como eres tú mismo. No estarás pensando en complacer a tu jefe, en las consecuencias que puede haber si te equivocas o en hacer lo que quiere la empresa, piensas en hacer tu trabajo lo mejor posible, en dar el 100% de ti mismo en ese momento. Harás como hacía Silvia y en las reuniones no te callarás tus ideas, las propondrás con una confianza renovada.
Como tu futuro inmediato no depende de tu trabajo, tu mente opera sin distracciones y las ideas fluyen mejor. El miedo paraliza pero cuando tienes libertad financiera estás mucho más seguro y ese estrés que genera la incertidumbre del qué pasará desaparece.
Al final, tener libertad financiera, saber que cuentas con un respaldo económico es el camino para disfrutar de tu trabajo y mejorar tu salario.
Incluso si estás pensando en emprender, verás cómo tomar esa decisión es más sencillo y más fácil. Eso sí, al hacerlo no cometas el error de la mayoría de emprendedores y crea un colchón financiero específico para esa aventura que no consuma toda tu libertad financiera. Marta, directora de desarrollo en una de las mayores empresas de tecnología en España, cuenta cómo haber creado ese fondo de emergencias le animó a seguir sus sueños de emprender y, sobre todo, a poder hacerlo al ritmo que quería porque no tenía prisa por obtener rentabilidad inmediata.