Cada jugador del Real Madrid se embolsó por ganar la final de la Champions League de Milan 600.000 euros, una cantidad que muchas personas tardan casi toda su vida laboral en juntar. Así es el mundo del deporte de élite de masas: fama, dinero y gente guapa. Los atletas viven en una burbuja donde el dinero abunda sin darse cuenta de que su vida profesional es limitada y que no siempre podrán mantener el nivel de ingresos que tienen cuando están en activo.
El resultado es que buena parte de los deportistas de élite terminan arruinados. En Estados Unidos, donde son más dados a la estadística, un informe de Sport Ilustrated descubrió que un 60% de los jugadores de la NBA se declaran insolventes o sin recursos para efectuar pagos legales menos de cinco años después de retirarse. Precisamente por eso, la liga americana ha tenido que crear un programa de educación para los novatos donde les enseñan las bases para no malgastar su fortuna con cuestiones como no llevar encima más de 60.000 dólares en joyas o la necesidad de ahorrar e invertir, además de disponer también de un programa de pensiones para jugadores retirados.
El porcentaje de bancarrotas se eleva hasta el 79% en el caso de los jugadores de la NFL.
Las pensiones compensatorias y de alimentos tras varios matrimonios fallidos, malas inversiones en negocios arriesgados, préstamos a amigos y conocidos, la propia manutención de un séquito de conocidos que lleva acompañándolos desde el instituto y, por supuesto, un tren de vida donde el gasto es la norma, están detrás de la mayoría de bancarrotas. Como ya vimos con el caso de los ganadores de la lotería, hay niveles de gasto ni todo el dinero del mundo puede sostener.
Estos son algunos de los casos más representativos de deportistas que lo perdieron todo y se quedaron en la ruina tras ganar varios millones de euros durante su carrera.
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Scottie Pippen
Jugó 17 temporadas en la NBA y ganó la friolera de 120 millones de dólares, además de seis anillos de campeón. El escudero de Michael Jordan perdió 27 millones de euros en inversiones arriesgadas de lo más variopinto, desde aviación hasta comidas para gourmets pasando por complejos de lujo.
Además, como muchos otros deportistas, se compró una gran mansión que terminó malvendiendo con pérdidas de un millón de euros. Acosado por las deudas, intentó sin éxito volver a la NBA en 2007 e incluso jugó en Finlandia y Suecia ya con 42 años para hacer caja.
Latrell Sprewell
La historia de Sprewell es la de otras tantas estrellas de la NBA cuando pierden ese punto que les hacía estar entre los mejores. El caso del escolta es más sangrante porque se permitió el lujo de rechazar de malas formas una extensión de contrato de 21 millones de dólares por tres temporadas alegando que tenía una familia que alimentar.
Acumuló 96 millones de dólares durante 13 temporadas en la NBA que dilapidó hasta el punto que en 2007 dejó la familia que tenía que pagar y vio como le embargaban su yate valorado en 1,5 millones de dólares. Dos años más tarde perdería su segunda mansión después de que el Estado le reclamase tres millones en impuestos impagados.
Ahora vive de alquiler con cerca de 50.000 euros en la cuenta, ingresos esporádicos de la publicidad y la pensión de la NBA.
Allen Iverson
Nombrado el jugador más valioso o MVP de la NBA en 2001, acumuló solo en salarios 154 millones de dólares, a los que sumar sus jugosos patrocinios. Entre sus excentricidades figuran derrochar más de 40.000 dólares en un club de striptease.
Perdió 4,5 millones por el embargo de su casa al no pagar la hipoteca y el Estado le llegó a embargar una cuenta por deudas de 800.000 dólares con una joyería de Philadelphia. Pese a sus ingresos de 62.500 dólares al mes, los gastos mensuales del escolta ascendían a 359.000 dólares, según TMZ.
Entre sus cuentas, 126.000 dólares en pagar a acreedores, 20.000 dólares en partidas como ropa y otro tanto en comida más 40.000 de tintorería y 10.000 para entretenimiento y restaurantes, respectivamente.
Antoine Walker
Ganó el anillo de Capeón de la NBA en 2006 que terminó empeñando por 15.000 dólares para pagar deudas. Y eso pese a ingresar 110 millones de dólares durante su carrera.
Casinos, discotecas, coches y joyas se llevaron su fortuna. Llegó a tener más de 20 coches y una mansión con dos pistas de baloncesto, pero también fue arrestado por endosar a un casino un cheque sin fondos por valor de un millón de euros.
Mike Tyson
El boxeo es otro deporte prolífico en bancarrotas y despilfarro, como constantemente recuerda Floyd Mayweather en sus redes sociales. Si existe un caso icónico este es el de Mike Tyson. El que fuera el rey midas del ring acumuló cerca de 300 millones de dólares y en 2003 se declaró en bancarrota con una deuda que según su abogada superaba los 30 millones de dólares.
Su vida es un relato del exceso, entre joyas, ropa de lujo y mansiones, junto con una severa adicción a la cocaína. A esto hay que sumar los gastos judiciales tras una acusación de violación en un juicio que duró tres años durante los que no generó ingresos. Entre sus excentricidades figuran su mansión en Ohio con cinco suites, cancha de baloncesto y jaulas para sus tigres de bengala.
Hoy se dedica a dar charlas y a ejercer como comentarista ocasional, además de sacar partido de su imagen como personaje público.
Marion Jones
Fue la niña de oro del atletismo estadounidense y mundial y una de las estrellas de los Juegos Olímpicos de Australia de 2000, donde se llevó tres medallas de oro y dos de bronce. El cuento terminó en tragedia cuando fue acusada de dopaje. Gastó una fortuna para defender su inocencia para finalmente confesar en 2007.
Jones tuvo que devolver las medallas y fue condenada a seis meses de prisión. Los patrocinadores la abandonaron y se quedó sin ingresos, teniendo que llegar a vender la casa de su madre pese a ganar más de tres millones de dólares al año.
Andreas Brehme
Entramos ya en el mundo del fútbol, donde las cifras salariales son menos claras, pero en la que también existen casos sonados de futbolistas en bancarrota. Uno de los más conocidos es el de Andreas Brehme, lateral de la selección alemana y cuyo gol valió el Mundial de Italia 90.
Sus deudas le han llevado a la quiebra hasta el punto que en 2014 el mundo del fútbol alemán se volcó con él para reclamar ayuda a otros deportistas. Entre las propuestas más sonadas destaca la de Oliver Straube, otro ex-futbolistas, que le ofreció trabajo en su empresa limpiando baños. En respuesta a la petición de ayuda explicó: «estamos dispuestos a emplear a Andreas Brehme en nuestra empresa. Así se enterará de lo que es trabajar de verdad haciendo el aseo de los sanitarios e inodoros. Eso le servirá para enterarse de cómo es la vida y mejorar su imagen. Eso sí es ayudar a Brehme»,
George Best
Llamado el Quiento Beatle, Best era conocido tanto por su habilidad con el balón como por su vida llena de excesos. Entre sus citas más conocida está la que resume su ideario de vida: “gasté mucho dinero en licor, mujeres y autos de carreras. El resto lo despilfarré”.
Paul Gascoigne
El último juguete roto del fútbol inglés, que ya se volcó con el que fuera uno de los iconos de la década de los 90. Ingresó más de 14 millones de euros sólo en salarios (en aquella época los salarios no estaban tan disparados como en la actualidad) de los que ahora queda poco o nada.
Sus adicciones, especialmente el alcohol, han sido las causantes de su ruina y de su actual estado. Se calcula que su patrimonio no supera las 80.000 libras. Ha pasado ya varias veces por rehabilitación y en 2016 sufrió una recaída grave después de un año sobrio.
Christian Vieri
Dentro de la Liga española también hay casos de bancarrotas. El que fuera jugador del Atlético de Madrid, Juventus de Turín e Inter de Milán, entre otros clubes, vio los casinos, la noche y las mujeres se llevaban buena parte de su fortuna, pese a haber sido uno de los mejor pagados en su momento.
A eso hay que añadir negocios ruinosos como la empresa que fundó junto a su madre y que perdió más de 14 millones de euros.
Iván Zamorano
El delantero del Real Madrid e icono de la Liga de 1995 lograda bajo los mandos de Jorge Valdano ha llegado a acumular más de tres millones de deudas que le oobligarona vender su casa y 14 de sus propiedades inmobiliarias. En su momento ganó más de 2,5 millones por temporada pero en 2014 estuvo a punto de quedarse sin nada.
Hoy en día ha recuperado parte de su fortuna o, por lo menos, no está en bancarrota tras conseguir gracias a su imagen, contactos y propuesta de negocio, sacar adelante su propia ciudad deportiva. Las últimas noticias lo vinculan con los papeles de Panamá.
Julio Alberto
Un caso emblemático dentro del fútbol español por su repercusión. Ahora recuperado, el extremo jugó en el Barcelona y el Atlético de Madrid en la década de los 80 para retirarse finalmente en 1991. Apenas dos años más tarde estaba sin trabajo y sin dinero. Llegó incluso a ser detenido en 1998 por robar dinero de la caja del bar en el que trabajada.
Ahora está recuperado y este mismo año concedió una entrevista a El Mundo donde narra parte del infierno que vivió en su infancia y a raíz de las drogas.
Boris Becker
Recientemente fue declarado en bancarrota por un juzgado de Londres por una deuda de 6 millones de euros tras rehipotecar su vivienda de Mallorca. El as germano ganó en su carrera más de 25 millones de dólares en premios.
Estos son solo algunos ejemplos de deportistas arruinados. Y es que el dinero y la fama no pueden comprar la felicidad. Lo importante que es tener un plan financiero a prueba de bombas.