Esta es la historia de Mar y Joaquín, dos jubilados viviendo su sueño de viajar por el mundo que conocí en Australia.
Podrían haber estado allí en un viaje organizado, como muchas otras personas, pero ese no era su caso. Me tropecé con ellos en Nelson Bay (Australia) en 2006 mientras paseaba por la playa en un periodo de voluntariado con Oxfam con Marta, mi mujer. Vimos un barco velero varado en la arena y una persona de unos 68 años trabajando en él y nos acercamos para ver si necesitaba algún tipo de ayuda.
Joaquín nos explicó que había encallado, pero que ya había hablado con su compañía aseguradora para que acudiese a solucionar el problema. Mar nos escuchó hablar en español y salió para invitarnos a ver el barco, un velero de un solo mástil. Nada más entrar ya vimos que estaba totalmente equipado y nos contaron que no era casualidad: debía tener todo necesario para dar la vuelta al mundo, porque eso era precisamente lo que estaban haciendo.
Durante seis meses al año Mar y Joaquín cogían su velero y se dedicaban a viajar alrededor del mundo. En ese momento estaban en Australia para ir a la ópera porque uno de los sueños de Mar era ver una obra en la Ópera en Sidney. Habían llegado procedentes de Taití, donde habían ido porque a Joaquín siempre le gustó Robinson Crusoe. Y es que todas las escalas de sus viajes estaban relacionadas con un anhelo concreto y una motivación única que tenía que ver con sus sueños.
Cuando no estaban viajando, la pareja vivía en Barcelona. La historia era tan fascinante que fue imposible no preguntarles cómo habían decidido hacerlo. Según sus propias palabras, viajar es algo que siempre les había gustado y que siempre habían hecho y que simplemente ahora que estaban jubilados, lo hacían durante más tiempo.
Con el paso del tiempo habían visto cómo sus preferencias cambiaban y cosas a las que daban importancia cuando era jóvenes, como por ejemplo el trabajo, ya no lo eran tanto. Para Joaquín lo más importante era su relación con su mujer y pasar el mayor tiempo posible con ella. Viajar en barco seis meses al año persiguiendo sus sueños era la forma ideal de lograrlo.
La idea del barco no surgió de la noche a la mañana. Como explicaba Mar, la mayor parte de los sueños en la vida tienen que ver con tener tiempo y ganas de hacerlo. Uno de los problemas más habituales de la gente es la falta de empuje y la procastinación en lo que se refiere a sus deseos. Es muy habitual posponer una acción hasta que llegue el momento ideal para llevarla a cabo, pero al final éste no termina apareciendo nunca. Eso es lo que impide a muchas personas empezar a ahorrar, por ejemplo, o viajar.
Mar lo tenía claro, “las cosas que quieras hacer en tu jubilación hay que hacerlas antes” comentaba. Así que ellos empezaron a viajar en barco antes de jubilarse. Así descubrieron que viajar por el mundo en barco podía ser mucho más barato de lo que pensaban. Los gastos en los desplazamientos son ínfimos, salvo que medie avería, y para eso tenían contratado un buen seguro.
Además, durante los largos viajes que hacen alrededor del mundo alquilan su vivienda de Barcelona a turistas. Los ingresos del alquiler les dan para costearse todos los gastos del viaje, e incluso ganan dinero. Así que de vez en cuando se pegan un buen homenaje: en cada sitio que visitan pasan una velada romántica en el mejor restaurante de la ciudad. Hay poca gente que haya probado tantos «Estrellas Michelin» como ellos.
Mientras viajan hablan con sus hijos casi a diario. Algunas veces les cogen trabajando y otras en casa… Según nos explicaron, eran como unos héroes para ellos, y les hacía mucha gracia que sus hijos dijesen a sus amigos que sus padres viven la vida con la que sueña todo el mundo.